La simbología es el eje de las obras de Laura Hart. Desde hace más de veinte años ella investiga el arte rupestre. Los inmensos espacios abiertos, la soledad del campo, los trazos rústicos y los extraños lenguajes visuales que encuentra impactan en su producción. Ella pinta superficies con signos indescifrables. Esa imposibilidad de lectura deja un vacío, que es la oportunidad de la acción entre ella y el espectador. Puede darse así la pregunta, la interpretación, un ir y venir en un dialogo abierto, dinámico. Finalmente el vacio pasa a ser el lugar de la comunicación.
La idea del vacio también es la manifestación de una disconformidad. Ella nos dice -“No queramos explicar todo, hay cosas fuera de nuestro alcance” El juego esta, entonces, en la percepción de cada uno y su capacidad de permitirse una interpretación personal, en contraposición con una significación impuesta y absoluta.
En lo conceptual propone la contemplación del cosmos y la consideración de lo humano, lo místico, la soledad y la ternura pero no de una manera directa sino a través de perspicacias, hay que ahondar para encontrar las ideas que subyacen en cada parte de sus realizaciones.